La implementación del Acuerdo Marco de Cooperación Bi-regional de 1995 coincidió con una inflexión del proceso político del Paraguay, y con una persistente recesión económica. Los procesos vividos por el país y la región mercosureña son comparables: tanto la transición democrática paraguaya como la consolidación del Mercosur tuvieron una primera etapa, promisoria, de construcción institucional y crecimiento económico, y una segunda de crisis, donde los logros iniciales mostraron sus debilidades e insuficiencias en el mediano plazo.